El ceibo, también denominado seibo, seíbo o bucare, crece en todo el litoral argentino, Uruguay, Paraguay y sur del Brasil. También se lo encuentra en algunas provincias del norte. El árbol alcanza unos diez metros de altura, tiene un tronco de corteza arrugada, de copa irregular y rala, de hojas caducas y da unas hermosas flores rojas.Pertenece a las familias de las leguminosas. Su nombre científico es Erythrina Cristagalli. Árbol bellísimo cuando está en floración, provisto de aguijones. Puede alcanzar los 20 metros de altura y uno de diámetro en el tronco. El tallo es simple, leñoso; es un árbol cuyo tronco se ramifica a varios metros del suelo. Hay algunos que se ramifican desde la base, en este caso tienen el aspecto de arbustos. La copa del árbol no es muy tupida. Durante el invierno la planta queda sin hojas y las ramas que nacen en primavera son verdes con hojas y flores. La corteza del tronco y ramas viejas toman la tonalidad gris oscura. Esa corteza no es dura sino esponjosa y cubierta con abundante corcho. El tronco produce una madera muy blanda, y liviana de poca resistencia y color amarillenta.
La hoja puede llegar a medir 30 cm. Su pecíolo es largo y su lámina está dividida en tres folíolos. Es una hoja compuesta. Florece en distintas épocas según la región, a comienzos de octubre, se ven ceibos florecidos en las provincias norteñas. Nacen agrupadas en las ramas verdes, es decir, las formadas en la temporada.
Nacen de a una en una, dos o tres en las axilas de las hojas y están unidas a las ramas por un pedúnculo floral.
Cuando varias flores nacen juntas, al conjunto se lo denomina inflorescencia. En el ceibo, las inflorescencias son de 2 o 3 flores, estos grupos suelen reunirse en los extremos de las ramas jóvenes formando "racimos" que llaman la atención por su color rojo carmín. Estos racimos se asemejan a la cresta de un gallo, razón por la cual el naturalista Carlos Linneo le dio el nombre de Erythrina crista-galli (Ery -tro = rojo, crista galli = cresta de gallo). El pimpollo está cubierto por pétalos sedosos. Su madera es muy liviana y porosa, y se utiliza para la construcción de balsas, colmenas y juguetes de aeromodelismo. Su presencia en parques y jardines argentinos pone una nota de perfume y color. Sus ramas poseen una especie de aguijones. Florece de noviembre a abril con pequeñas flores alargadas, de tres centímetros, de color carmín. Fue declarada flor nacional de la Argentina por decreto del Poder Ejecutivo del 28 de noviembre de 1942.
En la medicina popular el ceibo es utilizado para curar algunas afecciones, con llagas y ulceraciones de la piel. Se la hierve con la infusión y luego se aplica una cataplasma fría hecha con los restos de la corteza hervida.
La leyenda En las riberas del Paraná vivía una indiecita llamada Anahí. No era linda pero su voz era hermosa y con ella cautivaba en las tardes a toda la gente de su tribu guaraní: entonaba canciones inspiradas en sus dioses y al amor a la tierra de la que eran dueños... Un día nefasto llegaron los invasores, aguerridos seres de piel blanca que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos y su libertad. La mayoría de los jóvenes de la tribu fueron puestos en cautiverio y forzados a trabajar, y Anahí no fue una excepción. Como no lograba concebir esa situación continuó llorando durante varios días.
Cierto día, su centinela se había quedado profundamente dormido. Anahí entendió que se trataba de la gran oportunidad para escaparse. Sin embargo, mientras huía en silencio, él despertó. Enceguecida por lograr su objetivo, le hundió un puñal en su pecho y corrió para buscar protección en la selva. El grito del moribundo despertó a los otros españoles, entonces la persecución se convirtió en la gran cacería de la pobre Anahí. Pese a los esfuerzos de la joven para esconderse, fue alcanzada por los conquistadores, que, en venganza por el asesinato del guardián, la castigaron con la muerte en la hoguera: la ataron a un árbol y prendieron el fuego.
Algo raro sucedió: las llamas parecían no querer tocar a la jovencita, que sufría sin murmurar palabra. Cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se convirtió en un árbol. Intentando convencerse los unos a los otros de que esa visión era efecto del cansancio, los conquistadores juntaron más leños para avivar la hoguera y se fueron a dormir. Al día siguiente, los soldados encontraron en lugar de las cenizas un hermoso árbol, de verdes hojas relucientes y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de la valentía y la fortaleza ante el sufrimiento: el ceibo.
Leyenda guaraní , perteneciente a la zona del sur de Brasil, este de Bolivia y Paraguay y noroeste de Argentina.
Un día la luna y la nube, transformadas en dos niñitas muy bellas, quisieron bajar a la tierra pero cuando lo hicieron, perdieron los poderes de los dioses. Comenzaron a caminar por los bosques, observando los árboles, oliendo el perfume de las flores, saboreando los frutos, cuando oyeron los rugidos del yaguareté. En el tronco de un árbol, la fiera se preparaba a saltar sobre las diosas. Las niñas cerraron los ojos pensando resignadas que morirían bajo sus garras cuando oyeron un silbido, un rugido y un golpe. Abrieron los ojos asombradas y vieron al yaguareté tendido en el suelo con una flecha clavada en el corazón y a un joven indio que se acercaba al tigre. Las diosas desaparecieron rápidamente porque no podían ser vistas por los ojos de ningún ser humano. El indio, contento con su presa, sacó el cuchillo y cuereó al animal.. Se durmió luego profundamente y soñó que una hermosa joven se acercaba a él y le regalaba una planta, diciéndole que era en agradecimiento por haber salvado a Yasí, la luna. Le explicó que esa planta nueva se llamaba Caá y servía para preparar una bebida que acercaba los corazones de los hombres y alejaba la soledad. Cuando el cazador despertó, descubrió en el bosque, muy cerca suyo una planta nueva: la yerba mate, la yerba milagrosa. Siguiendo las instrucciones de Yasí, tostó las hojas, las puso en una calabacita, vertió agua y con una caña probó la bebida. ¡Le pareció deliciosa! Quiso compartir la bebida con toda la tribu y de mano en mano, el mate fue pasando. Así nació el mate, el premio de Yasí al pueblo guaraní por haberle salvado la vida.
Esta yerba es muy difundida en la Argentina, Paraguay, Brasil, Uruguay y otras regiones. Se la conoce científicamente con el nombre de Ilex paraguariensis. En guaraní se la llana kaa-guasú, que significa espléndida yerba. Los guaraníes enseñaron a los españoles su empleo. Al comienzo ingerían la infusión sólo con fines medicinales. La bebían con una cañita finita, mezclando agua fría con hojas de esta yerba. Los jesuitas reemplazaron los tés que acostumbraban tomar con hierbas traídas de Europa por tés de yerba mate y luego decidieron adoptar la bombilla, imitando a los indígenas pero reemplazaron el agua fría por agua caliente, comenzando la costumbre que perdura hasta nuestros días. En 1903 se inició la primera plantación nacional de importancia de yerba mate en San Ignacio, Misiones, justamente en la zona donde se encuentran las ruinas jesuíticas
La yerba mate es un árbol que, en estado natural, presenta una copa ovalada y alcanza unos 16 metros de altura. Sus hojas tienen forma ovalada y bordes dentados. En estado silvestre llegan a medir hasta 20 centímetros de largo. Sus flores son chiquitas, de color blanco y sus frutos son bayas que adentro guardan las semillas. Las semillas tienen una cáscara dura que no se deshace en la tierra, por lo que no pueden germinar solas. Los pájaros comen las semillas y luego en su estómago se deshace la cáscara y cuando defecan, dejan caer las semillas que entonces vuelven a la tierra y logran germinar. Cuando el hombre cultiva el árbol, éste es mucho más bajo, solo mide 2 0 3 metros de altura y no tiene copa, porque se lo poda varias veces al año, así la cosecha resulta más fácil. Una planta produce yerba mate durante unos 30 años. La primera cosecha se hace cuando la planta tiene 5 años y durante el mes de marzo. Los cosecheros cortan las hojas y las llevan al secadero, donde se realiza el zapecado, que consiste en pasar las hojas unos segundos por el calor del fuego.. A continuación se realiza el secado, que les quita la humedad, al pasarlas por un tubo donde circula aire caliente.. En el canchado se trituran las hojas con máquinas y luego se las embolsan. Las bolsas reposan durante nueve meses para que la yerba se estacione. Por último la muelen y la empaquetan con palo o sin palo.
Preparación del mate
Se llena el mate con yerba hasta un poco más de la mitad y luego se cubre la boca del mate con la mano y se lo agita. De este modo el polvo de la yerba queda arriba y no tapa la bombilla. Luego se coloca la bombilla hasta el fondo del recipiente y se echa agua no muy caliente de a poco para que la yerba lo absorba. Luego se echa agua bien caliente pero nunca hirviendo.
¿Qué nos dice el mate?
Mate amargo**: indiferencia. Dulce: amistad Frío**: no me importás nada Lavado: a tomar mate a otro lado Con canela**: pienso en vos El primer mate que se ceba**: el del zonzo.
El Pombero es el más popular de los duendes de la región guaraní. Su nombre viene del verbo "pomberiar", que significa espiar. ,Protege la naturaleza y los animales y aves. Es un duende que anda por los bosques de las provincias del litoral, del Chaco y de Formosa a la hora de la siesta. Es invisible. Algunas versiones lo consideran muy bueno y piensan que siempre ayuda a quien le pide protección. En Misiones lo representan como un hombre alto con sombrero de paja y una larga caña en la mano. Otras versiones, que hoy parecen predominar, lo pintan como un petiso gordo, negro, peludo y feo; también como un enano fornido que camina con los pies hacia atrás. Pero también puede adquirir la imagen de un indio, de un árbol o de lo que sea necesario en el momento. Le gustan los huevos frescos y la miel del monte. Masca tabaco negro y suele dormir en los hornos. Cuando oye voces se esconde detrás de los árboles y espía para ver si alguien intenta hacer daño a un árbol o hacharlo. Imita la voz de los hombres para llamar a sus compañeros y alejarlos o también ladridos de perros. También es el genio protector de los pájaros. Si encuentra niños que ntentan cazar aves,espanta las presas con silbidos o gritos y sino se lleva a los niños lejos de sus casas y los abandona, muertos o atontados. Otras versiones dicen que les chupa la sangre hasta matarlos y los cuelga luego de un árbol. No hace ruido al caminar, por lo cual en algunas zonas de Corrientes recibe el nombre de Py-ragué, es decir, pies velludos o pies con plumas. Conviene dejarle cerca del rancho un poco de tabaco para que masque. Para lograr ahuyentarlo hay que colocar un diente de ajo en cada esquina de la casa. Persigue a las mujeres, especialmente a las que no han sido bautizadas para poseerlas. Se dice que puede preñar a las mujeres solo con apoyar el dedo en su vientre. Se cuenta de mujeres embarazadas por el bombero, cuyo hijo nace muy parecido a éste.
Leyenda relacionada con la fundación de la provincia de Corrientes. Cuenta la historia que el adelantado Juan Torres de Vera y Aragón en 1587 se propuso fundar una ciudad que fuera escala natural con Buenos Aires y organizó una expedición que, luego de cuatro meses, llegó al paraje denominado las siete corrientes, sobre el río Las Palmas. El 3 de abril de 1588 se labró el acta de fundación de la ciudad de San Juan de la Vera de las Siete Corrientes, en honor al nombre del adelantado pero con el tiempo sólo quedó Corrientes. El adelantado mandó levantar un fuerte y colocar una cruz, símbolo de la cristiandad. Enseguida comenzaron los ataques de los indígenas pero los españoles, protegidos por el fuerte siempre lograban triunfar. Los indígenas echaron culpa a la cruz por sus fracasos. Decidieron retirarse, esperar y luego realizar un gran ataque para quemar todo y destruir la cruz, principal causante de sus males Cuando los españoles, muy confiados, dejaron el fuerte casi abandonado, los indígenas atacaron y prendieron fuego a todo. Pero sucedió, según cuentan, algo misterioso: cuando un indio se acercó a la cruz con una tea encendida e intentó quemarla, en el cielo limpio apareció una nube oscura de la cual partió un rayo que mató al aborigen. Entonces el resto de los guaraníes huyeron despavoridos a la selva. Los españoles que habían presenciado la escena la divulgaron inmediatamente. Actualmente aquella cruz de madera se guarda como una reliquia en la iglesia del Milagro de la ciudad de Corrientes.
Cada año, el 3 de mayo, los correntinos celebran la fiesta de la Cruz de los Milagros. En las vísperas (día 2), cuando empieza a caer la noche, participan de las LUMINARIAS: en sus casas encienden siete velas por "las siete puntas" de la ciudad de Corrientes; y para honrar la Cruz que la protege. En realidad no importa si se encienden siete o menos. Lo interesante es participar y continuar con una tradición que tiene su valor. En efecto, las velas encendidas recuerdan a Cristo, que es la luz del mundo; recuerdan también los días en que no existía la luz eléctrica y la gente encendía velas y faroles por donde iba a pasar la procesión ya así iluminar el camino.
Y el 3 de mayo, los correntinos participan con entusiasmo de las distintas celebraciones, especialmente de la procesión y posterior misa solemnes.
Hace unos años que la auténtica Cruz no es saca de su retablo por una cuestión de preservación. Se encuentra en buen estado a pesar de que se trata de la cruz que acompaña la historia de la ciudad de Corrientes desde sus comienzos; se trata de un madero con una larga historia.
La ciudad lentamente se extiende hacia el noreste; razón por la cual la ermita va quedando sola y alejada del conglomerado principal. Para salvar la cruz de los ataques de tribus nómadas, y para tenerla un poco más cerca, se decide trasladarla al Solar actual el viernes 10 de marzo de 1730 (a las 3 de la tarde). Para cobijarla construyen lo que se conoce como primera capilla. Por el deterioro de ésta en 1808 se inaugura una nueva. Casi cincuenta años después se mejora esa capilla y se le agrega algunas cosas, como por ejemplo un campanario. Las dos grandes devociones de los correntinos católicos son la Cruz de los Milagros y a la Virgen de Itatí. De hecho, la cruz está incluida en el escudo de la Provincia.