Se calcula que cuando llegaron los españoles, en el territorio que comprende la Argentina actual se hablaban alrededor de 35 lenguas. Hoy solo se cuentan 12 y casi todas se encuentran amenazadas de extinción. Tanto en la Constitución Nacional como en la leyes provinciales se destaca el derecho de los indígenas a recibir educación bilingüe. A pesar de ello, los docentes no tienen una adecuada formación pedagógica para afrontar los problemas de aprendizaje en medios bilingües ni se cuenta con los materiales didácticos necesarios. Ahora bien, ¿Qué se entiende por bilingüe? Es el individuo que habitualmente emplea dos lenguas, cada una en un ámbito social determinado, por ejemplo, una lengua en su ámbito familiar y otra en el trabajo o en la escuela. En nuestro país, el contacto de lenguas se produce fundamentalmente en: + las zonas de frontera en la provincia de Misiones, donde entran en contacto el español, el portugués y el guaraní paraguayo. + La frontera con el Paraguay. + A lo largo de la provincia de Formosa + Ciertas regiones de la provincia de Jujuy cercanas a la frontera con Bolivia + Regiones del noroeste argentino que reciben migrantes quechua-hablantes provenientes de Bolivia y Perú.La población indígena argentina (en su mayoría bilingüe), utiliza su lengua vernácula en el ámbito familiar, religioso o en su comunidad, y el español lo emplea para relacionarse con los no-indígenas y con los indígenas de otras etnias.
Cuando la lingüística se refiere al quechua en general, habla en realidad de una familia de lenguas que comprende siete lenguas o supralectos. Una de ellas sería la variante argentina, hablada en Santiago del Estero. Los incas, fundadores de un gran imperio con asiento en Cuzco (Perú) no fueron originalmente hablantes de quechua. Un grupo de originarios habitantes del Altiplano (hoy Bolivia), probablemente hablantes de lengua aimará, migraron a una zona cercana al Cuzco, sometieron a sus pobladores y construyeron su imperio. La variedad quechua hablada en la costa central del Perú y en los reinos de Pachacamac y Chincha fue la elegida por los incas como lengua para comunicarse, debido a la gran extensión territorial que comprendía. La variedad quechua de la costa central se fue transformando en una especie de koiné o lengua común y se imponía a los pueblos conquistados. Los españoles denominaron a esa lengua, lengua general. Y una vez sojuzgado el imperio inca, los españoles, conscientes de su poder vehicular y de su utilidad para la evangelización, , estudiaron la lengua, creando nuevas palabras (neologismos) para traducir conceptos religiosos y fue bautizada lengua del Cuzco. Recién en el siglo XVI el gramático fray Domingo de Santo Tomás emplea por primera vez el nombre de quechua para designar esta lengua. No se sabe por qué se la denominó de esa forma. Quechua significa valle templado y por extensión se aplica como gentilicio a los moradores de ese tipo de zonas. El término quechua prevalecerá para denominar las variedades utilizadas en Perú y Bolivia mientras que la variante quichua se utilizará para los hablantes de la zona ecuatoriana y argentina. Desde el siglo XII ó XIII al siglo XVI se produjo la fase de mayor expansión del quechua ocurrida antes de la conquista española. En la actualidad, alrededor de medio millón en el noroeste y más de 250 mil en Santiago del Estero hablan su quechua regional, el segundo idioma nativo en la Argentina después del guaraní.
Ají, cancha (Kancha: recinto o empalizada) y por consiguiente canchero, carpa, charqui, cóndor (kuntur), huaso, humita (huminta), mate (mati: recipiente para beber), ñato (de nariz chica), papa, puma, (puma:león o gato montés), t'ucumán (tucuy), vicuña (wikuña), vizcacha (wisk acha) yapa (algo extra dado gratis), garúa, pitar, yuyo, pilcha y también minga, que deriva de mincay', sistema cooperativo donde el trabajo se paga con trabajo
La huella indígena se detecta con facilidad en algunos topónimos. En los Valles Calchaquíes están Lules, Tolombón o Quilmes, que actualmente aparecen en el mapa oficial denominando las tribus que habitan en esas regiones. Uno de los tres dialectos del quichua del noroeste argentino es el hablado en la provincia de Jujuy y hacia el este, en la región montañosa de Salta. Los otros dos dialectos son el central, que se habló en las actuales provincias de Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Córdoba y el norte de Mendoza y el dialecto del este, el actual quichua santiagueño.
La familia lingüística tupí-guaraní pertenece al tronco lin¬güístico tupí. Este reúne actualmente 62 lenguas (Fabre, 1998), todas emparentadas entre sí en mayor o menor gra¬do. Dentro de la familia, las lenguas específicamente deno¬minadas guaraníes son ocho, y cuentan con más de 5.000.000 de hablantes en todo el continente (4.600.000 hablan guaraní paraguayo). En Argentina se hablan cuatro lenguas de la familia:
La lengua guaraní es en la actualidad la lengua oficial del Paraguay y se habla corrientemente en el norte de la Argentina.
En Corrientes se pueden reconocer tres tipos de hablantes: todos los que hablan español, un gran número de personas que utilizan el español influido por el guaraní y los pequeños grupos guaraníes monolingües perdidos en el Iberá. Allí donde el español interferido es mayoritario descubrimos que palabras como nadie, nada, para, son usadas con un sentido diferente al habitual. Lo que ha ocurrido es que la forma de pensamiento del guaraní ha entrado en la palabra española. Otro aspecto que debemos a la presencia del guaraní es el enmudecimiento de la s, principalmente la final, aspirada, que se pierde. Del bilingüismo existente han surgido formas curiosas como, por ejemplo, en la provincia de Misiones con las fórmulas de tratamiento: una persona se dirige a otra usando usted, aunque continúa la frase conjugando los verbos de acuerdo al voseo. Así , resulta: ¿Usted tenés?
La familia lingüística guaycurú es autóctona de la región chaqueña. Además de las lenguas toba, mocoví y pilagá inclúyalas hoy extintas abipón y mbayá. Nos referiremos a la lengua toba. Debido al proceso migratorio hacia las grandes ciudades, diversas encuestas realizadas sobre población toba-hablante demuestran que las variables que más inciden en el nivel de viabilidad de la lengua son la localización geográfica de sus hablantes en relación con las variables de la edad de los mismos y su actitud frente al uso de la lengua. Una sola planificación lingüística para los niños toba en edad escolar es imposible. No es lo mismo alfabetizar niños toba cuya lengua materna es el toba y que han adquirido recientemente el español por sus contactos con niños criollos, que alfabetizar niños cuya primera lengua es el español pero que comprenden y pueden comunicarse con sus mayores en toba.. Hay localidades rurales donde los tobas poseen la propiedad comunitaria de las tierras que ocupan, donadas por el gobierno nacional, provincial o municipal. En algunas de estas zonas, la lengua toba es hablada en todos los hogares por todos los integrantes y es la primera lengua de los niños. Estos aprenden el español al comenzar la escuela, entre los 6 y 8 años y su competencia en ella depende del grado de contacto que tengan con criollos que lo hablen.. En otras zonas que se encuentran más aisladas o que los niños concurren a escuela de tiempo completo, como Colonia Aborigen, la preservación de la lengua de origen es muy desalentadora. Hay muchos ancianos monolingües toba de 70 años o más que casi nunca hablan español. En el resto de la población, el uso del español es secundario y aumenta a medida que disminuye la edad de los hablantes. Casi todos los niños toba de esas localidades son bilingües tobas-español. Utilizan la lengua materna en el hogar. El español se aprende al entrar en la escuela, con la interacción con los no-indígenas, a través de la radio y, en algunos casos de la televisión. Muchos niños abandonan la escuela por el traslado de la familia durante la época de la cosecha del algodón (marzo-mayo) o por el fracaso escolar o la repitencia. En los asentamientos urbanos se observa que los jóvenes y los niños toba no hablan la lengua vernácula, aunque en la mayoría de los casos la entienden.. Se encuentra presente en el hogar, en el culto religioso y en reuniones de representantes barriales.
Se compone de cuatro lenguas: wichí, mivaclé, chorote y malká. Se trata de una familia de lenguas autóctonas chaqueñas y todas se hablan en Argentina, salvo el malká, cuyos hablantes viven en una comunidad en Asunción (Paraguay). Estas lenguas se destacan del resto de las lenguas indígenas de la Argentina por ser las más vitales: un gran porcentaje de sus hablantes es monolingüe en lengua vernácula y muchos bilingües manejan con mayor fluidez la lengua autóctona que el español.. Sin embargo el nivaclé y el chorote están amenazados de extinción por la poca cantidad de hablantes que poseen. Sólo el wichí posee un número mayor de hablantes y una fuerte vitalidad. La comunidad wichí de Argentina está integrada por 35.000 a 60.000 integrantes.
Esta familia está compuesta por varias lenguas que se ha¬blaron a lo largo de la Patagonia argentina y en la Isla Grande de Tierra del Fuego. Sus hablantes eran cazadores -recolectores y pescadores nómades, todos ellos emparentados lingüística y culturalmente. A partir de la escasa documentación que se posee de algunas de ellas, los especialistas deducen que fueron al menos seis las lenguas habladas en ese vasto territorio. En la actualidad sólo quedan unos pocos hablantes aoneck'enk o tehuelcbe en la provincia de Santa Cruz. El proceso de reducción lingüística de la Patagonia tuvo dos causas fundamentales: la araucanización de la Pampa a partir de 1878, la Conquista del Desierto y sus consecuencias. Bastante antes de la llegada de los españoles los mapuches o araucanos, que vivían del otro lado de la cordillera (en territorio chileno), comenzaron a desplazarse hasta territorio tehuelche, probablemente con fines comerciales.. A partir del siglo XVII, cuando los españoles ocuparon los territorios incas, se acrecentó el desplazamiento de los mapuches hacia la Patagonia. Luego de un período de guerra entre mapuches y tehuelches se produce la dominación mapuche, el mestizaje entre los dos pueblos y la imposición de la lengua mapuche.
En Argentina hay entre 40.000 y 60.000, en las provincias de Neuquen, Río Negro, La Pampa y Chubut y en comunidades dispersas en la provincia de Bs. As.: partidos de Gral. Viamonte, Trenque Lauquen, Azul, Tapalqué y otras. El mapudungum lengua de la tierra (mapu tierra dungu lengua) tiene muchos más hablantes en Chile que en nuestro país y además está incluida allí en planes de educación bilingüe. Según recientes investigaciones se observa un fuerte retroceso de la lengua mapuche en la transmisión intergeneracional.. Prácticamente no existen monolingües mapuche: todos los mapuche-hablantes utilizan el español y gran parte de los niños y jóvenes han adquirido esa lengua como primera.